Lo último que deseamos es que el PP vuelva a gobernar. No queremos votar
en blanco ni quedarnos en casa (eso favorecería a la derecha); pero nos hemos quedado sin candidato de izquierdas. O mejor: nos han dejado sin candidato. Nosotros no podemos. No podemos votar al PSOE,
un partido que ha traicionado demasiadas veces su palabra; ha asumido
el relato de la derecha (su mismo diagnóstico de la situación económica)
y acaba de dejar en bandeja al PP una mayoría de bloqueo en el Senado
que hará difícil una muy necesaria reforma constitucional.
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