¡No respondas, te queremos así!

Los irresponsables son el modelo a seguir. En política, en las empresas, en el día a día… en España, ellos marcan la pauta...

Las madres de antaño nos decían: si has hecho algo malo sé valiente y reconócelo. Es simple, pero no fácil. Un paso al frente: “He sido yo”.

La mayoría de los votantes españoles se dispone en masa a elegir a un irresponsable. O sea, a alguien que ‘no responde’. Rajoy no solo no respondió a las preguntas de Rubalcaba el otro día en el debate (sus evasivas sobre si suprimirá el matrimonio gay fueron hasta embarazosas).



Tampoco responde Rajoy a los periodistas, puesto que en sus ruedas prensa no hay posibilidad de preguntar. Por último, el líder del PP no responde de las políticas que los presidentes autonómicos del PP desarrollan en sus respectivas comunidades. Nadie responde, nadie da razón.

Rajoy es el máximo exponente de algo que usted, sagaz lector, ya habrá detectado hace tiempo. En España casi nadie responde de sus actos. Especialmente irresponsables son aquellos que, teóricamente (eso pone en sus contratos) cobran por responder, por asumir sus decisiones: acertadas o equivocadas.

Desde un servicio de atención telefónica hasta un disputa callejera. Nadie asumirá un error o una culpa. Al menos no lo hará en público, que es cuando las asunciones de responsabilidad tienen valor: porque dan ejemplo y porque son un ejercicio esencial de higiene social.

Tampoco asumirá su responsabilidad un alto cargo de cualquier empresa (o banco) de las que pierden o han perdido dinero a raudales. No lo harán porque asumir la responsabilidad puede acarrear perder los privilegios adquiridos por estar dispuesto a ...asumir la responsabilidad. '¿Cómo voy a decir que he sido yo, que tomé esa medida, o que la apoyé sin fisuras? Puedo ser destituido por el dueño de la empresa o no ser elegido por los electores...'

Está bien visto en España el “no sé, yo no he sido”.

Los chavales lo deben estar interiorizando a fuego en sus tiernos cerebros, ya que no encontrarán muchos ejemplos en su día a día de alguien que diga: ‘lo reconozco, me he equivocado. Soy responsable’. Al fin y al cabo lo de 'ha empezado el otro' es cosa muy infantil...

De hecho, la irresponsabilidad está tan bien vista que nos disponemos a darle la mayoría absoluta a un irresponsable (que, por cierto, no va a dejar de serlo por el simple hecho de llegar a presidente del Gobierno).

Los méritos, ya se sabe, son propios; los errores, o no se reconocen o son de los demás...