20.7.04

1 de Julio de 2098
En el día en que cumplo 123 años, puedo decir que empiezo a tener fundadas sospechas de que nunca moriré. 
Jamás quise asumir esa posibilidad, aunque los que me rodean hace tiempo que me consideran inmortal. De ahí el proceso judicial y religioso que sufrí, los años en la cárcel, la absolución, el paso por diferentes laboratorios, hospitales y universidades para que me estudiaran.
Lo del palacio, los cargos políticos que ostento y la religión que fundaron con mi nombre vino después.
En los años noventa del siglo XX estudié filosofía. Lógica. "Todo hombre es mortal, Sócrates es hombre, luego Sócrates es mortal". En esos años aprendí que el principio de inducción, la base del método ciéntifico, es contradictorio con la lógica: Del hecho de que todos los hombres hayan muerto hasta el momento no se induce que en el futuro todos vayan a morir. Simplemente no sabemos que "Todos los hombres son mortales". Sólo sabemos que "hasta ahora", todos los hombres han muerto.
El hecho de que una observación confirme una teoría no implica lógicamente que la teoría sea verdadera. Tampoco mil, ni un millón, ni un millón de millones de observaciones. En algún momento la manzana podría no caer al suelo. En algún momento un hombre podría no morir.
El día en que cumplo 123 años, puedo decir que empiezo a tener fundadas sospechas de que nunca moriré.




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