28.3.05





El auténtico año nuevo

El cambio de hora, la mejoría del tiempo, las luces de marzo... todo ello invita a empezar de nuevo. Ahora sí, se da el pistoletazo de salida. Las revistas femeninas revientan con consejos para llegar al verano en forma. Podemos empezar a soñar con cómo nos gustaría ser. Comer menos, hacer ejercicio, "sentirnos bien con nosotros mismos".

¿Cómo se siente uno bien consigo mismo? En la mayoría de los casos hay que empezar por tener dinero. Mucho. Y tiempo. Y apuntarse a cualquier cosa estúpida (como la chocoterapia). Es necesario vivir en otro mundo, y creerse inmortal por un tiempo. Hacerse la ilusión de que se pueden volver a vivir emociones juveniles una vez superado el proceso de "puesta a punto".

Para sentirse bien hay que cansarse, caer rendido de sueño físico. Despertarse temprano y dormir siempre el mismo número de horas. Centrarse en una actividad corporal y en trabajos rutinarios que permitan la abstracción: alimentar el cerebro a base de movimientos, de aire sobre la piel, de luz solar. Comer bien. Lo justo. Dejarse ver y observar a la gente... cosas sencillas reservadas a los privilegiados.

El verano cercano aparece como un territorio prometedor. Las calles ya empiezan a arrojar olores y colores, anuncian el calor y la sensualidad. Creemos que la chocoterapia o el drenaje de vainilla nos van a convertir en seres alegres, sin preocupaciones, con dinero y sin prejuicios.

Luego seguramente nos enteraremos de la muerte repentina de alguien que hacía vida sana. Luego vendrá algún otro revés o sobrecarga. Alguna tarea castradora. Luego vendrá el hastío y las ganas de liberar la frustración mediante los atajos que ofrece el sistema: mucha televisión, unas cuantas cañitas en el bar, un atracón de mala comida, dormir demasiado, o demasiado poco... Y todo empezará de nuevo, como este año, que arranca ahora.





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