23.12.10
El digitalismo va a llegar, o no. (Internet como ideología)
1. ¡Que vienen los ‘internetólatras’! (Vaya palabro)
Si tomamos un poco de distancia respecto a lo que está pasando hoy en España con la llamada ‘ley Sinde’ y la Propiedad Intelectual, si intentamos ver la batalla desde lejos, desde donde los cañonazos se oyen amortiguados (como hizo un joven Ernst Jünger en 'Tempestades de acero'), podremos determinar quiénes están en liza y, sobre todo, tras qué banderas.
Durante los últimos 15 años Internet se ha ido convirtiendo en algo cada vez más presente en nuestras vidas, y lo ha ido haciendo con un argumento imbatible: Internet es útil. No solo es útil, es que además es ‘un útil’, es decir, una herramienta. Sin embargo, son muchas en influyentes las personas que piensan que Internet es algo más.
En la mente de muchos de los hoy llamados ‘señores de la red’, Internet es una suerte de utopía de libertad donde enmendar los errores del Mundo Real ™. La Red se presenta como tal: sin cabeza, donde todo fluye sin jerarquías ni autoridad. Una especie de falansterio de la información donde el individuo puede actuar en plena libertad, con el único límite de la resistencia física del cuerpo humano y, para quien quiere, la llamada ‘netiqueta’ (la urbanidad en la Red). En este paraíso el enlace es lo único importante. Existe una mística del enlace, el link, el vínculo, el hipervínculo; esa mística deriva de su potencial infinito y, ya se sabe, todo lo que tiende al infinito seduce al cerebro humano (que se lo pregunten a Kant).
Esta concepción de Internet como algo más que una herramienta ha atraído como la miel a enjambres de personas (jóvenes muchas de ellas) identificadas vagamente con el anarquismo (aunque no sepan muy bien la diferencia entre Tolstoi y Kropotkin). También ha atraído a un nutrido grupo de anarquistas de derechas (como el banquero de Fernando Pessoa): los anarcocapitalistas, tan comunes en Estados Unidos. Estos últimos aborrecen del Estado y de cualquier estructura que intervenga en los flujos de capital.
Internet pasa así a formar parte del Olimpo que ocupan Dios, los mesías seculares (tipo Mao o el Che), el Alma, los Extraterrestres, la Patria, la Lengua, el Mercado… y todas aquellas cosas que se presentan como absolutos y que, como bien dijo George Steiner, suscitan la nostalgia del ser humano. Hoy existe gente que siente devoción y adoración hacia una herramienta llamada Internet. Son, perdón por el palabro, los ‘internetólatras’ y tienen una vertiente religiosa y otra política.
2. La religión del http://
Un ‘internetólatra’ (lo sé, suena fatal) siente algo de la pasión por la máquina de los futuristas italianos. Tiene algo de los anarquistas y su odio hacia las jerarquías. Y tiene mucho, muchísimo, de cientificismo: las líneas de programación son la lógica matemática que construye el mundo ideal de Internet. Los desarrolladores (para algunos) son escribas de un nuevo Evangelio de la información. (Léase, para ahondar en esta idea, la novela ‘Microsiervos’, de Douglas Coupland, -sí, de aquí viene el nombre del célebre blog-).
(Como es lógico no pretendo generalizar. Existen miles de desarrolladores y programadores que no se identifican con este cliché y que no participan de ningún movimiento concreto. Trabajan y ganan su dinero, generalmente poco. Y también, en muchos casos, son creadores).
La evidente dificultad y exigencia intelectual que supone programar y concebir aplicaciones no hace infrecuente cierto complejo de superioridad entre algunos de los miembros más jóvenes (o infantilizados) de este ‘ciberclero’ con respecto al resto de las personas. El universo de referencias en el que se mueven muchos de ellos tiende a dejar fuera al no iniciado, que adopatará la pose más radical y hará méritos para entrar en ese colectivo. Además, ese universo de referencias ha sido durante décadas muy impopular (en el imaginario estadounidense que hemos importado sin objeciones). Es un universo anglosajón y que se expresa fundamentalmente en inglés (de ahí la habitual resistencia de este colectivo a que se traduzcan al castellano los tecnicismos informáticos y su inclinación a emplear términos en inglés antes que sus equivalentes en español. La palabra ‘gadget’ es, quizá, el caso más representativo).
3. Los raritos (freakies)
En efecto: estamos hablando de la figura de persona rarita, estudiosa y solipsista frente al arquetipo del deportista, popular y frívolo. En nuestros días, afortunadamente, el primero ya es aceptado, pero con él (o ella) también son valorados su resentimiento y su falta de habilidades sociales. Quien antiguamente se quedaba en una fiesta poniendo discos porque no tenía éxito social hoy se puede mirar en un Dj llenapistas. Quien se apuntaba al club de ajedrez y montaba radios en su sótano hoy puede ser el juvenil creador de una exitosa puntocom…
En este colectivo los papeles están bien repartidos. Unos guardan el templo y reproducen las Escrituras, programando (generalmente son utilizados, sin saberlo, por los políticos: los que salen a predicar). Éstos últimos llevan la nueva Fe. Los partidos políticos tradicionales están desconcertados ante la irrupción de este nuevo tipo de emisario ¿son de izquierdas, son de derechas? Ya hemos visto que tienen un componente anarquista, pero representan una nueva ideología en la que cabe todo lo anterior. A esa ideología podemos llamarla digitalismo. También hemos visto cuáles son sus creencias profundas (conscientes o inconscientes, parciales o imparciales). Algunos medios de comunicación los llaman simplemente “los internautas”, algo evidentemente desacertado, porque no todo internauta es digitalista ni es un digitalista influyente (luego volveremos sobre esta casta). También a los más implicados se les empieza a llamar “activistas”.
4. La utilidad de Internet
Toda persona que lleve años utilizando Internet ha accedido a ideas digitalistas y las ha adoptado en mayor o menor medida. Me incluyo. Internet sirve para concienciar y movilizar mentes, aunque su éxito para movilizar cuerpos humanos es todavía discutible, a tenor del pobre seguimiento de las protestas presenciales.
También es ideal para la organización del trabajo y la optimización de procesos: ahorra tiempo y costes. Montar una boda es mucho más fácil gracias a la Red. Por eso las empresas, salvo si a lo único a que aspiran es a vender limonada a la puerta de casa, harían bien en servirse de todas las posibilidades que ofrece esta herramienta. Es especialmente útil para gente que trabaja con información, porque ante todo Internet es una herramienta informativa.
Pero Internet es como el mundo real, aunque no sea el mundo real. Ni mejor ni peor: hay poesía y pederastia, hay cotidianeidad y acontecimientos históricos. Es chocante la cantidad de gente que echa la culpa (o el mérito) a la herramienta cuando en realidad la culpa de lo malo y el mérito de lo bueno sigue siendo de los seres humanos.
Pero una cosa es adoptar algunas concepciones digitalistas y otra que la única concepción sea digitalista. Y existe gente así. Como buena ideología, el digitalismo puro es de derechas y la derecha se sirve de los digitalistas puros, lo sepan ellos o no (alguno lo sabe y espera que no lo desenmascaren del todo).
Porque, para que todo ese espacio utópico, que para algunos es Internet, sea posible, hoy en día existe gente real trabajando en el mundo real en condiciones de semiesclavitud. Los actuales símbolos de poder entre los digitalistas de pro (tengan buen o mal corazón, que de todo hay, como en todas partes) nacen en países donde los derechos por los que tradicionalmente ha luchado la izquierda no existen.
Ese iPhone que es la llave a un mundo ideal y que es presentado en ceremonias cuasirreligiosas por el gran pope Steve Jobs no es más que la última adaptación evolutiva del anarcocapitalismo de toda la vida. Cuando adquirimos estos productos (es inevitable), hemos de ser conscientes de esto.
A la hora de pagar por estos aparatos, el digitalista radical olvida sus escrúpulos empancipatorios y anarquistas y se arroja en manos del capitalismo tradicional. Este es su pensamiento, casi siempre inconsciente: “La máquina es respetable porque es la llave a Internet: hay que pagar por ella. Otras cosas son menos respetables y no hay porqué pagar por ellas porque ya están dentro de Internet”. El digitalista radical pagará encantado por aquello que le permita entrar en su paraíso. Una vez dentro de ese supuesto paraíso, impera la ley del más fuerte ( o eso creen).
Es decir, el digitalista radical pagará sin rechistar por cacharros y por conexiones (será raro escuchar una crítica a las operadoras de telefonía en boca de la casta de digitalistas españoles más influyentes). Casi todos los digitalistas veneran la propiedad privada y la propiedad industrial (las patentes les encantan). Los más radicales de los radicales detestan la propiedad intelectual.
5. Darwin y el #ecosistema
Los individuos utilizan la herramienta que es Internet para construir su identidad. Este magma de perfiles de internautas se articula en redes sociales (comunidades). También las empresas y otras organizaciones han empezado a construirse una identidad en Internet. La influencia de estos sujetos deriva de su número de seguidores y su número de seguidores depende, no solo (como nos hacen creer) de lo interesante de sus aportaciones intelectuales y de su contacto permanente a través de Internet con otros usuarios; su influencia proviene casi siempre de su red de amistades y de los intereses a los que sirve en el mundo real. En este ecosistema la selección natural está muy influida por el mundo real. Los casos de alguien famoso e influyente surgido de Internet y sólo por Internet son excepcionales.
Pues bien, entre estos individuos existe en una casta (ciñámonos a España) de ‘Emisarios políticos del digitalismo’ (llamémoslos Emisarios; muchos reciben el nombre de gurús, expertos, consultores, analistas. Son activos en Internet y -saben lo que hacen- también fuera de ella). No tienen ni idea de programar ni de sistemas, pero no hace falta. Su misión es llevar el mensaje de Internet como lugar donde todo fluye libremente: sobre todo el dinero (y la cultura también, claro). Estos cuadros bien formados tienen desconcertada a la clase política, y sus gestas y gestos empiezan a llegar a los oídos de los ciudadanos no digitalizados o no ‘tan’ digitalizados.
6. La representatividad de los Emisarios
En Internet, cualquier opinión que expresen estos Emisarios será amplificada por el fácil clic de miles de seguidores imbuidos (muchos de manera irreflexiva) por el propio digitalismo. Quizá esos seguidores tengan matices a lo dicho por un Emisario pero: 1) el clic de apoyo no permite matizar y 2) si quieren matizar y que se oiga ya tienen que contar, ellos mismos, con un blog y una amplia red de seguidores… algo que no será posible sin la ayuda de algún Emisario…
La actividad de esta casta ha conseguido despistar a los medios de comunicación y a la ciudadanía. Cuando a esa casta le importa algo (que todo fluya en Internet, que haya ‘libertad’ en la Red) se acaba imponiendo en las agendas de los representantes políticos y de los medios de comunicación (y cuando no se impone en estos últimos, ya pueden esperar sus responsables una acción coordinada de presión en Internet, como estamos viendo hoy).
El digitalismo se vende bien y se siente legitimado por la estructura multitudinaria de seguidores en redes sociales. Es dinámico, juvenil, atractivo, divertido. Recuerda al papel de Tim Robbins en la película ‘Ciudadano Bob Roberts’ (¿quién nos iba a decir que en lugar de un tipo con una guitarra sería un tipo con un cacharro?). El digitalismo está de moda y es mimado por unos medios de comunicación en crisis y con cierto complejo. También empresas y administraciones públicas recurren a los Emisarios para montar 'eventos', conferencias y simposios en busca de orientación. No importa si el digitalismo perpetúa viejas ideas en el mundo real, en Internet nada huele mal.
Internet oculta su carácter de herramienta por saturación: proporciona tanta información que desorienta a quien no tenga una asentada escala de valores para la vida. Pero Internet no es la información, es sólo su herramienta.
7. El internauta medio
Las maravillas que permite Internet, la suma de esfuerzos colectivos, las ideas creativas y originales, los proyectos divertidos e inteligentes, son una zona relativamente desconocida para la mayoría de los usuarios. El internauta medio navega con vagas nociones digitalistas en la cabeza (‘todo es de todos, no me controles, etc.’) y su interés principal no pasa por elaboradas y efectivas infografías ni por excelentes sesiones del llamado ‘live blogging’ o por campañas inteligentes contra la lapidación de mujeres… el internauta medio, con sus vaguedades digitalistas y su dedo de gatillo (clic) fácil, busca entretenimiento gratis.
En el mundo del entretenimiento Estados Unidos es el rey y tiene mucho que perder con la llamada piratería en Internet. Washington manda sobre todos: a unos, porque les lleva de la mano para diseñar discutibles leyes contra la llamada piratería; a otros, porque les vende sus carísimos productos tecnológicos (necesarios para acceder al entretenimiento) con suma facilidad (una facilidad de la que en buena parte es responsable el llamado periodismo tecnológico).
8. Bye, bye, cultura en castellano
Hoy la tecnología permite la autoedición y autodistribución de un libro o un disco, o una película. Un individuo, o un grupo, pueden encargarse de todos los pasos de la creación y su posterior comercialización. Pero ¿pueden hacerlo de manera sostenida en el tiempo y escapar del amateurismo?, ¿pueden hacerlo sin haber tenido previamente éxito, aunque sea relativo, en las estructuras tradicionales de creación cultural?, ¿cuánto tiempo puede el autor vivir con dignidad y sólo de la creación sin la ayuda de editores, productores, comerciales…? Y algo que a menudo pasa desapercibido: ¿Cuánto tiempo pueden subsistir los oficios anexos a la creación en un mundo en el que esta se limitara a la autoedición?: maquilladores, guionistas, técnicos de sonido, correctores de pruebas, maquetadores, diseñadores, sastres, peluqueros, encuadernadores…
No se sabe. Si a las incertidumbres que Internet ya arroja sobre el futuro de la creación cultural añadimos la competencia entre universos culturales (el área anglosajona, la francofonía, la hispanidad, etc…), ¿qué será de la creación en lengua castellana, catalana, vasca y gallega si sus autores no pueden mantener una vida digna sostenida en el tiempo y dedicada exclusivamente a crear con independencia económica? Sería bueno introducir aquí el principio de precaución y tratar de evitar que en Internet reine en este ámbito la ley del más fuerte.
Las editoriales y las productoras adelantan dinero a los creadores y estos, con esa independencia económica, pueden crear y cuestionar la realidad. Un caso claro es el de los Simpson y su constante crítica al propio canal (FOX) que emite su serie en primicia. El creador no se siente cómodo dependiendo de terceros (y muchas veces es explotado por estos), pero necesita independencia económica y, a menos que se deje la vida (o que sea funcionario), sabe que tiene que recurrir a productores y editores que, ojo, no solo intermedian, también muchas veces aportan valor añadido a la creación del autor.
9. La ley Sinde y la industria
La industria cultural en España intenta subirse tarde al carro de Internet. Los autores son las primeras víctimas de ello. Visto que estos últimos necesitan a la primera, no queda más remedio que frenar un poco el carro y dejar que la industria cultural española se suba. Pero hay que frenar el carro. No podemos permitirnos, como ámbito cultural, que toda la oferta de contenidos online sea o anglosajona o no autorizada.
La muy mejorable ley Sinde pretendía frenar ese carro y romper una circularidad: en España no hay oferta autorizada de contenidos por la abundancia de webs de enlaces y hay abundancia de webs de enlaces por la ausencia de oferta autorizada de contenidos. Necesitamos una nueva Ley de Propiedad Intelectual, reposada y al día, que ponga un palo en esa rueda y lo necesitamos para que la creación en castellano, catalán, vasco y gallego pueda competir en pie de igualdad con la creación anglosajona.
Por supuesto también necesitamos otra industria cultural. Como buenos capitalistas, las grandes discográficas y productoras aspiran al máximo beneficio económico. En España pocas veces piensan en otra cosa y los precios son injustificados. Van a tener que ganar menos y repartir más a los autores si quieren seguir ganando.
10. Los artistas, esos “millonarios”
En este país, además, la percepción que se tiene de los autores y del llamado mundo de la cultura está teñida todavía de franquismo sociológico. Los creadores son “vagos, millonarios, viven de las rentas…”. Cuatro malos ejemplos son utilizados para etiquetar a todos… Cuesta hasta entender que un autor aislado no tiene medios económicos ni tiempo para proteger su obra y que, por eso, los autores crean sociedades de gestión de derechos: un método mucho menos gravoso para ellos de velar por su propiedad.
Pensemos, en fin, en qué imagen tienen de los autores, creadores y artistas aquellos a quienes hemos denominado Emisarios y demás digitalistas radicales… A los epítetos anteriores ellos añadirían que, además, los creadores son ‘rojos’. Porque en España no se perdona que, como en otros países, algunos miembros del llamado mundo de la cultura hagan público su compromiso político. Quizá así se explique la posición del Partido Popular en estas cuestiones.
Cuando un gran Emisario del digitalismo dice la palabra libertad la llena de las mismas connotaciones que, por ejemplo, Esperanza Aguirre.
Ambos buscan lo mismo: que en una fábrica china sigan saliendo iPhones como churros y que lo que esos aparatos reproduzcan sea gratis. El patrimonio material de los ricos queda a salvo. Para los Emisarios (para la derecha que domina Internet), el patrimonio intelectual de los autores y sus familias (sean ricos o pobres) tiene que ser de todos (aunque cada ves esté más accesible mediante bibliotecas, filmotecas y otros sistemas préstamo y ayudas a la difusión de la cultura).
11. Concluyendo, que es gerundio
Pese a lo que muchos crean, Internet no es un lugar. Es una herramienta y se puede ajustar. La Red no es un nuevo mundo. Quizá llegue a serlo dentro de siglos, cuando lo físico haya quedado reducido a las funciones vitales y poco más (si es que nuestra especie, o algún híbrido, consigue sobrevivir a sus propios errores).
Los problemas de siempre son los problemas de ahora: la injusticia, el hambre, la explotación, la incultura, la superstición. Internet es una herramienta que nos puede ayudar mucho (ya lo hace) en la incompleta tarea de la Ilustración y de la emancipación como individuos, pero esa emancipación no va a provenir de Internet. Tiene que vivirse y que ganarse en el mundo real (si es que este existe, que esa es otra :-) ).
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Dedico este texto a mi padre
Etiquetas: cultura, ideología, internet, opinión, periodismo, política, propiedad intelectual
25 Comments:
Párrafo 3, se enlaza al "magnífico" texto de Alejandro Sanz Dejo de leer. No lo merece.
By eulez, at 23 de diciembre de 2010, 14:51
Eulez, no sabes lo que lo siento. Pretendo dialogar. Nada más. Un abrazo.
By Unknown, at 23 de diciembre de 2010, 15:02
Hace unos quince días que quiero hacer una entrada parecida.
Primero fue un congreso me que tuvo sin un minuto de calma.
Después un gripazo que me ha tenido KO.
Cuando al fin he podido, el hartazgo era tal que empecé y borré al cuarto párrafo.
Muchas gracias por haber tenido, tú, la paciencia de escribirlo.
Discrepo en algunos puntos (menores) pero coincido, sobre todo, en el diagnóstico sobre la cultura en castellano, catalán, etc., las incertidumbres, la necesidad de remodelar la ley para ambas partes oponentes. Y, cómo con, coincido con la crítica feroz al encumbramiento de la figura del internauta como algo ajeno al espacio-tiempo.
Un saludo,
i.
By Ismael Peña-López, at 23 de diciembre de 2010, 16:02
Gracias Ismael, creo que hasta yo mismo discrepo conmigo mismo en algunas cosas :). Siempre soy un mar de dudas, y hoy encrespado.
Abrazos
By Unknown, at 23 de diciembre de 2010, 16:16
Me parece un análisis muy certero y brillante, pero la guerra está perdida. La gente cree que los derechos de autor son una especie de impuesto revolucionario. La mayoría no es capaz de darse cuenta de que la creación intelectual tiene un valor medible en botes de Nocilla, por ejemplo. Tampoco creo que a casi nadie se le haya ocurrido pensar que detrás de cualquier acto creativo hay un esfuerzo no sólo intelectual, sino emocional , de puesta al servicio de los demás. La mayoría percibe el acto creativo, su excrecencia, la idea, como un acontecido fortuito. En el mejor de los casos se considera como ocio. Ni todas las ideas son ocio, ni todo el ocio son ideas y ninguna de las dos cosas son fortuitas.
Hay diferentes tipos de ideas y de procesos y resultados creativos. A grandes rasgos y con su trama de grises los divido en dos grupos:
1.- Las patentes y su constelación de aplicaciones. Aquí hay que incluir desde el sistema de franquicias hasta la investigación farmacéutica. Las propietarias de estas ideas son empresas y los trabajos suelen hacerse en equipo. Es sugerente que aquí la propiedad esté perfectamente legislada.
2.- Los actos de creación pura: las artes, la filosofía o cualquier proceso científico no tecnológico, por ejemplo la física teórica o las matemáticas, los esfuerzos divulgadores, los trucos de magia... Es igual de sugerente que precisamente estos actos creativos, donde el autor suele idear en solitario, sean los más desregulados. Nótese, además, que es de este grupo de donde nacen las ideas de las que se nutre el grupo 1.
Mme. Discordia
By 23 de diciembre de 2010, 16:57
, at
¿Pero de quién estás hablando?
Cuando me entero de que estás hablando de gente que no critica a las operadoras de telefonía me doy cuenta de que te lo estás inventando todo.
La neutralidaden la Red, por ejemplo; atenta contra esas operadoras.Decir que tenemos la peor conexión, pero la más cara, de la Europa occidental y que Telefónica nos ha tomado por idiotas también.
En serio, no sé de quién coño estás hablando, pero has conseguido que te cite el PSOE. Enhorabuena, supongo.
By 23 de diciembre de 2010, 17:27
, at
Y no, no sé qué tienen que ver los Apple fanboys con todo lo demás. Algunos usamos Ubuntu en un ordenador clónico y nos descojonamos de los que se compran un IPhone con peores características que otros móviles del mismo precio.
En serio, ¿a quién criticas?
By 23 de diciembre de 2010, 17:29
, at
Pues me lo he leído entero, Toño.
Yo no dudo que pretendas "dialogar" pero lo veo difícil si, a pesar de tantas palabras, lo que escribes no deja de ser otra historia mas de buenos y malos (sin acritud).
En esto yo no veo ni buenos ni malos. Solo dinero. Mercado. Siempre. Antes y ahora. El modelo antiguo hacía lo que hacía porque "podía" (y sus beneficiados, por supuesto, no se quejaban). En la nueva situación se hace lo que se hace porque "se puede". Así que yo no voy a adjudicarles etiquetas morales a unos y a otros.
Por tanto, todo se reduce a: ¿se puede impedir POR LEY que "se pueda" hacer lo que se hace?. Mi opinión es que no se puede. Ni militarizando. Es uno de esos cambios que no tienen vuelta atrás. Y como no se educó/pactó a tiempo (¿para qué si se tenía la sartén por el mango? lógica de mercado) ahora ya se llega tarde.
Pero la necesidad de creación intelectual no va a desaparecer. Como además también tenemos necesidad de comer, no dudo que algunos encontrarán la forma de hacer compatible ambas cosas. Otros no.
Todo lo demás es melancolía. Saludos. JMan.
By 23 de diciembre de 2010, 18:04
, at
A Discordia (16:06)
Dices que el caso de las patentes está perfectamente legislado. Lo único que "realmente" está protegido (diga la ley lo que diga) es la aplicación práctica y pública de dichas patentes. Porque es algo que se puede controlar a un coste asumible. No hay más.
Y en cuanto a la desvalorización de la creación intelectual, es la consecuencia de fiarlo todo a los mecanismos coercitivos de las leyes. Que mientras la creación tenía "precio" tasado nadie se preocupó del "valor". Y ahora ese valor resulta que "no tiene precio" (literal).
Saludos. JMan
By 23 de diciembre de 2010, 18:23
, at
Anónimo uno: en efecto, me lo invento todo. Se llama teorizar. Gracias por leerme.
Anónimo dos: no todas las características que aquí describo se aplican a todo el mundo. Son pinceladas que tratan de arrojar una imagen. No todo el mundo es de una pieza ni está cortado por el mismo patrón. Si tú no eres un fan de Apple, pues muy bien. No critico a nadie en especial. Describo las cosas tal y como las veo. No pretendo hacer una lista negra, más bien pretendo interpretar lo que está pasando.
JMan: sí, es una historia de buenos y malos. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Y hay buenos y malos en los chorrocientos bandos que existen.
Claro que no va a desaparecer la necesidad de creación intelectual. Solo se va a convertir en algo marginal, al menos la creación intelectual en lenguas que no sean el inglés. Internet ha puesto a mil por hora la evolución y mutación de las lenguas.
Y ver 'solo mercado' (así también lo veo yo en buena parte) no es nada tranquilizador. No creo que a los que aquí defino como Emisarios les haga gracia tu análisis. Ni el mío. Ellos no se ven como mercado, creeme.
Yo sí adjudico etiquetas morales. Soy un antiguo. Gracias por leer el ladrillo y por comentar.
By Unknown, at 23 de diciembre de 2010, 20:59
Mme. Discordia muchas gracias por ese anexo. Así es: por eso es importante que los creadores individuales hablen y se organicen.
By Unknown, at 23 de diciembre de 2010, 21:00
A pesar de las discrepancias con el artículo ( mayores , menores y mediopensionistas) coincido con el fondo del mismo, es decir, internet como herramienta.
Existe otra internet alejada de la que describes, una internet social y que merece la pena. La de los que luchan contra la brecha digital en extremadura y andalucía; la de los lo profesores de primaria que comienzan a compartir métodos y recursos; la de los programadores de software libre.
Es otra internet, alejada de los focos de los medios de comunicación, sin gurús de plantilla y nítidamente progresista, enfrentada a problemas reales de ciudadanos reales.
En serio, felicidades por el curro de post que te has metido, a pesar de las discrepancias, alguien tenía que decirlo
By César calderón, at 24 de diciembre de 2010, 12:09
César, muchas gracias por leerlo y por animarme. Creemos en la misma Red, una herramienta que ayuda a las personas
By Unknown, at 24 de diciembre de 2010, 12:49
Toño, tu crítica es interesante. Los contrapuntos y las miradas críticas son siempre muy necesarias y bienvenidas.
Comparto lo que dice Cesar, creo que el lo ha expresado muy bien.
Efectivamente en la red se están desarrollando cosas interesantísimas, por gente comprometida y con valores que está poniendo su grano de arena para cambiar el mundo a mejor ( parezco un iluso quizás ?)..y de la que no has hablado.
Y por eso entiendo y comparto las interpelaciones que te hacen los Anónimos en este post.
En todo caso, mi reconocimiento a tu crítica en tanto en cuanto invita a pensar y a que dudemos un poco más de lo que en ocasiones hacemos.
Un abrazo
By Kotxean, at 24 de diciembre de 2010, 13:23
No he seguido tu consejo de imprimir el post. He usado dotePub, lo he convertido en un epub de manera instantánea y me dispongo a leerlo en mi Droid. Es más cómodo y, además, no pierdo los enlaces.
Gracias por escribirlo.
By Julieta Lionetti, at 24 de diciembre de 2010, 16:04
Kotxean, muchas gracias a ti. Julieta: ¡Guau! :)
By Unknown, at 24 de diciembre de 2010, 19:20
Qué valiente, no sólo has escrito un post larguísimo, sino que además no le has puesto ni una sola imagen :-p
Los modelos de negocio cambian según las necesidades, demanda, grupos de poder, etc... ¿Son los "internautas" un quinto grupo de poder? No lo sé, no lo creo, hay tantas tipos de usuarios como personas, por muchos gurús que levanten masas.
Entiendo a aquel que piensa que la red debe ser libre, pero no criminalizo a quién quiera ganarse la vida como creador y defender los derechos de su obra. Imagina que haces tartas para vender y las pones en la ventana para que se enfríen y alguien pasa y las coge, las estás claramente robando. Aún así, lo tiempos cambias y hay que adaptarse a ellos,¿tan difícil es encontrar un punto intermedio?
Por otro lado, ojalá se luchara con la misma determinación por los agricultores que ven mermados su ingresos por culpa de las distribuidoras, o tantísimas otras injusticias de nuestro modelo económico. Somos un poco hipócritas todos.
Y a mi la ley Sinde, no me gusta.
By 25 de diciembre de 2010, 15:23
, at
Toño, no te tomes como algo personal lo de "adjudicar etiquetas morales", lo que he dicho es que yo no lo hago en este debate concreto porque, repito, sólo veo mercado antes y mercado ahora. De hecho si ligas la supervivencia de las lenguas exclusivamente a su viabilidad económica las estás convirtiendo en simple "producto de mercado" (no sé si eres consciente de ello).
Y un apunte: tu propuesta alternativa a la lectura "en el ordenador" ha sido la de imprimir el texto en papel (copia analógica), mientas Julieta lo ha "impreso" en epub (copia digital). Es simplemente una anécdota.... pero muy reveladora, en mi opinión.
Un saludo (y un placer debatir sin insultos). JMan
By 25 de diciembre de 2010, 17:35
, at
JMan, no me he ofendido ni nada parecido. Por desgracia, no ligo la superviviencia de las lenguas a su viabilidad económica, ligo las expresiones culturales en determinadas lenguas a su viabilidad económica.
Anabel, estoy de acuerdo en todo, en especial en lo de: "hay tantos tipos de usuarios como personas, por muchos gurús que levanten masas".
¡Gracias a ambos por comentar!
By Unknown, at 26 de diciembre de 2010, 14:23
Amo el punto 8, Antuán.
Duda: ¿recomiendas la lectura de este extenso post en iPad? (Es bromita, por echar más leña).
Ah, tengo que pedirte el libro de Douglas, my friend. O terminaré por descargármelo...
By Rosa J.C., at 27 de diciembre de 2010, 1:02
Normalmente los programadores crean productos con una utilidad práctica a años luz de cualquier cosa que puedan ofrecer los creadores de "la cultura"[entrecomillado totalmente (mal)intencionado].
Se ve también que escuece entre la clase juntaletras el haber perdido su antiguo monopolio. No termina de sentar bien entre los escribidores que ahora cualquiera con una educación normalita pueda hacer por su cuenta lo que antes requería de una carrera universitaria de la señorita Pepis y el respaldo de alguna empresa mediática. Hoy se escribe en castellano más que nunca.
Por cierto, que resulta paradójico la mención del franquismo sociológico viniendo de alguien del periódico fundado por el último director de informativos de la televisión franquista, que también era hijo del falangista director de ¡Arriba! Vicente Cebrián, periódico que forma parte del grupo del Jefe de Centuria Polanco, ese que medró gracias a su relación con la cúpula franquista y del tráfico de influencias y de información privilegiada.
No te hagas líos, lo que nos molesta a los usuarios de internet, casi tanto como a los plumillas que os quiten el monopolio que detentabais, es que nos roben, que recorten nuestras libertades, que nos priven de garantías constitucionales y que nos tomen el pelo.
By 29 de diciembre de 2010, 13:58
, atGracias al último anónimo puedo decir: quod erat demonstrandum
By Unknown, at 29 de diciembre de 2010, 17:39
Las seis hojas (al final lo he leído en la pantalla) han valido mucho la pena, Toño. Resulta esperanzador leer una opinión lúcida sobre el suicidio cultural al que nos conduce la situación actual y la reivindicación sobre todo lo que Internet ya hace y podrá hacer como herramienta, no sólo en el terreno de la productividad sino también en el de la emancipación del género humano.
Salud,
Z
By 29 de diciembre de 2010, 17:47
, atBye bye cultura en español dices, je je je. Otro becario juntaletras más que se gana el sueldo lamiendo el trasero de PRISA y con ello de la industria cultural. Pues nada, a seguir en ello chaval."
, at
La verdad es que en un tema demasiado farragoso. Como en todo cada uno tiene su punto de vista, le mueven determinados intereses. En mi caso por ejemplo tengo un blog personal. Cuelgo vídeos de youtube con música para adornar las entradas. Cito a los propietarios de los vídeos y autores o productores de contenidos que no son míos. Hasta las fotos que hacen mis amigos. Intento pedir siempre permiso para utilizarlos, la mayoría de gente no contesta.
El vacío legal-ético que existe en la web es bastante complicado de gestionar...
En fin, tu post a mi por lo menos me ha permitido ver otra visión y reflexionar un poco. Así que te agradezco el contenido.
Un abrazo.
robinju.blogspot.com
@Aj_matias
By Unknown, at 7 de diciembre de 2011, 10:43