31.1.05
OTRA VEZ
Como con la pizza y la hamburguesa. Los yankis copian algo que no es suyo y nos lo venden al triple de precio pero, eso sí, más "cool". Ya no vale el cortao en el bar de la esquina. Ahora hay que ir a Starsucks a creerse un personaje de Friends en el Central Perk.
Y llegas y no hay quien entienda nada: Mocachino, cafelatte, decaf... Te lo ponen ardiendo y hasta el borde, con lo que al quitar la tapa de plástico, se derrama y te abrasas. Encima sabe como acuoso y la leche tiene un regusto a manteca. Algo rarísimo. Y te preguntan el nombre y lo escriben en el vaso para luego llamarte de tú y crear un vínculo de buenrollismo vomitivo.
Pero volvamos a esa tapa de plástico. Esa tapa es vital. Es lo que nos conecta con Manhattan. Con ese modo de vida “on the go”, con ese falso paraíso de los elegidos. En Berlín también estaba la calle llena de gente con cara de cabreo, con su walk-man, o con el móvil pegado a la oreja y un café con tapa en la mano. Es gente tan ocupada, tan dinámica, tan joven y rompedora.... que no puede parar ni a tomarse un café. Pobres diablos deseando pertenecer a algo.
Y de nuevo en el Starsucks venden sus tazas, bien con un diseño agresivo cromado, bien con un estilo post-hippy. Arggg. Y puedes echar unas monedas para una ONG en una caja, y conectarte con tu ordenador portátil a Internet. Y leer el periódico. TODO para estar AISLADO. No vaya a formarse una tertulia espontánea y que la gente se relacione...
Una vez hablé con una chica alemana que había pasado dos años en Estados Unidos. Estaba encantada con la apertura de los Starsucks. No sabía qué era el café de Colombia, ni el de Kenia, ni el Arábiga, el Mokka, el de Yemen. Pero da igual. Por fin tenemos “the real american coffee”.
Como con la pizza y la hamburguesa. Los yankis copian algo que no es suyo y nos lo venden al triple de precio pero, eso sí, más "cool". Ya no vale el cortao en el bar de la esquina. Ahora hay que ir a Starsucks a creerse un personaje de Friends en el Central Perk.
Y llegas y no hay quien entienda nada: Mocachino, cafelatte, decaf... Te lo ponen ardiendo y hasta el borde, con lo que al quitar la tapa de plástico, se derrama y te abrasas. Encima sabe como acuoso y la leche tiene un regusto a manteca. Algo rarísimo. Y te preguntan el nombre y lo escriben en el vaso para luego llamarte de tú y crear un vínculo de buenrollismo vomitivo.
Pero volvamos a esa tapa de plástico. Esa tapa es vital. Es lo que nos conecta con Manhattan. Con ese modo de vida “on the go”, con ese falso paraíso de los elegidos. En Berlín también estaba la calle llena de gente con cara de cabreo, con su walk-man, o con el móvil pegado a la oreja y un café con tapa en la mano. Es gente tan ocupada, tan dinámica, tan joven y rompedora.... que no puede parar ni a tomarse un café. Pobres diablos deseando pertenecer a algo.
Y de nuevo en el Starsucks venden sus tazas, bien con un diseño agresivo cromado, bien con un estilo post-hippy. Arggg. Y puedes echar unas monedas para una ONG en una caja, y conectarte con tu ordenador portátil a Internet. Y leer el periódico. TODO para estar AISLADO. No vaya a formarse una tertulia espontánea y que la gente se relacione...
Una vez hablé con una chica alemana que había pasado dos años en Estados Unidos. Estaba encantada con la apertura de los Starsucks. No sabía qué era el café de Colombia, ni el de Kenia, ni el Arábiga, el Mokka, el de Yemen. Pero da igual. Por fin tenemos “the real american coffee”.
Etiquetas: comida, Estados Unidos, viñetas
1 Comments:
Espero sinceramente que Starbucks se pegue el batacazo en España. Aunque desgraciadamente no creo que esto ocurra, nunca le faltarán turistas poco aventureros que los frecuenten.
En diciembre escribí en mi bitácora precisamente sobre los Starbucks: Starbucks invade Madrid.
By Juan Villamota, at 31 de enero de 2005, 18:55