21.2.05
Para más de uno el año 2005 no será el año del Quijote. Casi nadie nacido a partir de los años setenta ha leído la obra de Cervantes, quizá porque desde siempre todo conspira para que la leamos. Desde pequeños conocemos la historia: hemos visto la serie de dibujos animados (e incluso coleccionado los cromos de Danone), también hemos leído versiones del Quijote en libros resumidos, con muchos dibujos. Nos han bombardeado con series de televisión y con películas... Creemos conocer la trama... ¿Por qué íbamos a leerlo?. Además, este año nos van a bombardear a todas horas y "oficialmente" con el Quijote.
Yo esperé hasta los 26 (ahora tengo 29) para sumergirme en el Quijote y me sorprendieron dos cosas.
1. Cuando uno se acostumbra al castellano antiguo, se da cuenta de que lo entiende todo, aunque esté escrito de una forma en la que no nos expresamos hoy en día. Es como si el lector moderno descubriera que conoce un idioma sin haberlo aprendido. Y además es un idioma mucho más ágil que el nuestro, con mayor economía y precisión, y con mayor capacidad para expresar pareceres y sutilezas.
2. Lo más sorprendente de la obra no es su estructura, su constante y vanguardista juego de dimensiones narrativas y temporales, su humor... No. Lo más sorprendente del Quijote es el cariño y la ternura con que Cervantes trata a sus personajes.
Este año es para muchos el año de la Play Station portátil. Creo que se empieza a vender en marzo, aunque ya la he visto en la FNAC. Mientras, la gente seguirá sin leer el Quijote “porque está escrito raro, porque es muy gordo y porque ya conozco la historia”. En los exámenes el futuro preguntarán: ¿Qué hecho importante ocurrió en 2005?... A saber cuál será la respuesta.
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