14.6.05
La Palabra
Ya no había metal. Hacía siglos que se había agotado (ya mucho antes, además, se había considerado que los metales eran algo obsoleto, que no podían competir con las ventajas de la arquitectura virtual).
De metal sólo quedaban unas grandes letras de acero colado que formaban una misteriosa palabra.
Estaba escrita en un alfabeto que nadie conocía, excepto el Traductor quien, además, debido al material de que estaban formadas la letras, ostentaba el raro y controvertido cargo de Herrero.
Nadie, salvo Él, conocía lo que durante siglos se había llamado expresión lingüística. Ésta había desaparecido en tiempo de mis padres, hacia el siglo XXVIII, hace unos quinientos años.
Ya no había metal. Hacía siglos que se había agotado (ya mucho antes, además, se había considerado que los metales eran algo obsoleto, que no podían competir con las ventajas de la arquitectura virtual).
De metal sólo quedaban unas grandes letras de acero colado que formaban una misteriosa palabra.
Estaba escrita en un alfabeto que nadie conocía, excepto el Traductor quien, además, debido al material de que estaban formadas la letras, ostentaba el raro y controvertido cargo de Herrero.
Nadie, salvo Él, conocía lo que durante siglos se había llamado expresión lingüística. Ésta había desaparecido en tiempo de mis padres, hacia el siglo XXVIII, hace unos quinientos años.
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