La Fragua

Ésta es tu vida

(¿FILOSOFÍA?) A veces te asalta este pensamiento: “Éste es tu sitio. Ésta es tu ciudad. Ésta es tu vida”.

Uno tiene la sensación de que algunas de las cosas que han sido “cinceladas” en su vida ya no cambiarán nunca. La vida como obra de arte. Como tarea permanente.

Esas marcas del cincel son provocadas por las decisiones que hemos ido tomando.

(Algún filósofo de guardia se acordará de la etimología del término “decisión” y su relación con “es-cisión”, y en alemán con el verbo “cortar” (scheiden) y “decidir” (entscheiden)

Las decisiones nos recortan, nos marcan, nos fijan, nos definen. Una decisión nos cierra una posibilidad (aquélla que rechazamos al optar por otra)

Eso implica morir un poco. La explicación: Cuantas menos posibilidades, cuantas menos opciones donde elegir tiene uno, está un poco más cerca de la muerte.

Pero una opción siempre avoca a más opciones. Vivir es decidir y podemos seguir marcándonos, definiéndonos indefinidamente. ¿O no?

No me voy a poner heideggeriano a estas alturas, pero fue él quien dijo: “La muerte es la posibilidad de la absoluta imposibilidad del ser-ahí”.

Y cuando Heidegger dijo esto (en la etapa de El ser y el tiempo), lo de “ser-ahí” venía a significar “el hombre”.

Así que la muerte como posibilidad de la imposibilidad. Uno está muerto cuando todo le es imposible. Cuando no tiene opciones.

¿Existe un tipo de decisiones que “matan” y otras que dan “más vida” porque abren nuevas opciones?

¿Es lo mismo optar entre dos pelis por la noche ante la tele, que optar por casarse o por tener hijos?

Un observador externo sacaría conclusiones sobre nuestra forma de ser a partir de nuestras decisiones. Los expertos en marketing lo hacen constantemente.

El caso es que a veces te subes en un taxi escapando de una lluvia de verano, abres un libro y te asalta este pensamiento: “Éste es tu sitio. Ésta es tu ciudad. Ésta es tu vida”.

Pero ¿lo he decidido realmente yo?