10.11.06
¿Por qué Estados Unidos ya no es lo que era?
(OPINIÓN) Estados Unidos de América ha sido un gran país. Aprobó la primera constitución que establecía una democracia liberal, donde se consignaban algunos derechos ciudadanos que todavía son punteros.
En la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos salvó a Europa (con la ayuda de la URSS) del nazismo y el fascismo.
Centenares de intelectuales y científicos perseguidos, primero por Hitler, luego por Stalin y por otros dictadores, encontraron refugio en Estados Unidos.
Cualquier perseguido del mundo podía establecerse en una ciudad o pueblo y, sin sufrir ningún tipo de persecución, proseguir su trabajo y conseguir la ciudadanía estadounidense.
Si bien la política exterior de Estados Unidos (como la de cualquier país) siempre ha presentado luces y sombras, en lo cultural, la nación ha servido de vivero para la creatividad de decenas de artistas, intelectuales y científicos europeos y estadounidenses.
El legado cultural de EE.UU al mundo es indiscutible y siempre contará con mi admiración.
Pero ahora, el país que se configuró a sí mismo como baluarte de los valores occidentales democráticos (separación de poderes, sufragio universal, libertad individual, Estado de derecho) ha perdido todo crédito en ese terreno.
George W. Bush y su perro de presa, Donald Rumsfeld (ahora 'Rumsfailed') comenzaron a dinamitar a conciencia la esencia de EE.UU.
El primer paso fue crear la doctrina de la guerra preventiva. La mínima sospecha de que un individuo fuera terrorista bastaba para localizarlo en cualquier parte del mundo y lanzarle un misil. Tal cual.
Hace casi cuatro años, el seis de noviembre de 2002, un avión Predator de la CIA mató con un misil a seis supuestos terroristas de Al Qaeda en Yemen.
Eran 'supuestos terroristas': nunca tuvieron un juicio justo. Seis vidas humanas fueron segadas por decisión de algún alto cargo de EE.UU en un sombrío despacho del Pentágono.
El segundo paso fue crear el penal de Guantánamo. Una zona franca de los Derechos Humanos. Los internados allí carecen de abogados. Ni si quiera conocen de qué se les acusa, con lo cual es imposible defenderse. Como en el caso anterior, cumplen condena sin que haya habido juicio.
El tercer paso fue dado hace apenas diez días. EE.UU aprobó una nueva ley que intenta legitimar todo lo que ocurre en Guantánamo. Una ley que eleminia el derecho de Habeas Corpus: pieza central de la seguridad jurídica para los ciudadanos de un país.
Hoy en día calquiera puede ser detenido en Estados Unidos durante días, sin que le sean presentados cargos, sin derecho a asistencia letrada, etc.
Que nadie más, nunca, ponga al Gobierno de Estados Unidos como ejemplo a seguir en matería política.
Estados Unidos fue un gran país. Pero ya no lo es. Moralmente, el Gobierno de Bush ha situado a la nación a la altura de Corea del Norte.
El resultado en las últimas legislativas significa que la derecha (los demócratas) vence y que la extrema derecha (los republicanos) queda en minoría en ambas cámaras.
Ahora, lo primero que debe hacer el nuevo Congreso es revocar esa ley, desmantelar Guantánamo, pedir la retirada de las tropas de Irak y dar paso a la ONU.
Mientras eso no ocurra, un servidor no va a viajar por propia voluntad a Estados Unidos, como no voy a Cuba ni a Irán.
Y esperemos que dentro de dos años, en las presidenciales, el candidato republicano, sea el que sea, no vea la Casa Blanca ni en fotos.
Algún avispado confundirá esta crítica con el infantil antiamericanismo que durante años han mantenido ciertos sectores de la izquierda (y de la derecha) española. Allá él.
De Bush y Rumsfeld sólo se puede decir una cosa: han hecho de este mundo, y de su país, un lugar peor para vivir.
(OPINIÓN) Estados Unidos de América ha sido un gran país. Aprobó la primera constitución que establecía una democracia liberal, donde se consignaban algunos derechos ciudadanos que todavía son punteros.
En la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos salvó a Europa (con la ayuda de la URSS) del nazismo y el fascismo.
Centenares de intelectuales y científicos perseguidos, primero por Hitler, luego por Stalin y por otros dictadores, encontraron refugio en Estados Unidos.
Cualquier perseguido del mundo podía establecerse en una ciudad o pueblo y, sin sufrir ningún tipo de persecución, proseguir su trabajo y conseguir la ciudadanía estadounidense.
Si bien la política exterior de Estados Unidos (como la de cualquier país) siempre ha presentado luces y sombras, en lo cultural, la nación ha servido de vivero para la creatividad de decenas de artistas, intelectuales y científicos europeos y estadounidenses.
El legado cultural de EE.UU al mundo es indiscutible y siempre contará con mi admiración.
Pero ahora, el país que se configuró a sí mismo como baluarte de los valores occidentales democráticos (separación de poderes, sufragio universal, libertad individual, Estado de derecho) ha perdido todo crédito en ese terreno.
George W. Bush y su perro de presa, Donald Rumsfeld (ahora 'Rumsfailed') comenzaron a dinamitar a conciencia la esencia de EE.UU.
El primer paso fue crear la doctrina de la guerra preventiva. La mínima sospecha de que un individuo fuera terrorista bastaba para localizarlo en cualquier parte del mundo y lanzarle un misil. Tal cual.
Hace casi cuatro años, el seis de noviembre de 2002, un avión Predator de la CIA mató con un misil a seis supuestos terroristas de Al Qaeda en Yemen.
Eran 'supuestos terroristas': nunca tuvieron un juicio justo. Seis vidas humanas fueron segadas por decisión de algún alto cargo de EE.UU en un sombrío despacho del Pentágono.
El segundo paso fue crear el penal de Guantánamo. Una zona franca de los Derechos Humanos. Los internados allí carecen de abogados. Ni si quiera conocen de qué se les acusa, con lo cual es imposible defenderse. Como en el caso anterior, cumplen condena sin que haya habido juicio.
El tercer paso fue dado hace apenas diez días. EE.UU aprobó una nueva ley que intenta legitimar todo lo que ocurre en Guantánamo. Una ley que eleminia el derecho de Habeas Corpus: pieza central de la seguridad jurídica para los ciudadanos de un país.
Hoy en día calquiera puede ser detenido en Estados Unidos durante días, sin que le sean presentados cargos, sin derecho a asistencia letrada, etc.
Que nadie más, nunca, ponga al Gobierno de Estados Unidos como ejemplo a seguir en matería política.
Estados Unidos fue un gran país. Pero ya no lo es. Moralmente, el Gobierno de Bush ha situado a la nación a la altura de Corea del Norte.
El resultado en las últimas legislativas significa que la derecha (los demócratas) vence y que la extrema derecha (los republicanos) queda en minoría en ambas cámaras.
Ahora, lo primero que debe hacer el nuevo Congreso es revocar esa ley, desmantelar Guantánamo, pedir la retirada de las tropas de Irak y dar paso a la ONU.
Mientras eso no ocurra, un servidor no va a viajar por propia voluntad a Estados Unidos, como no voy a Cuba ni a Irán.
Y esperemos que dentro de dos años, en las presidenciales, el candidato republicano, sea el que sea, no vea la Casa Blanca ni en fotos.
Algún avispado confundirá esta crítica con el infantil antiamericanismo que durante años han mantenido ciertos sectores de la izquierda (y de la derecha) española. Allá él.
De Bush y Rumsfeld sólo se puede decir una cosa: han hecho de este mundo, y de su país, un lugar peor para vivir.