17.12.14
Arriba, abajo, al centro y…
¿Quién necesitaba un GPS en la Antigua Roma? Ni Dios, o sea: ni Júpiter. Hoy en cambio vivimos sin centro, sin referencia,
quizá porque… ¡Hay demasiados centros! Y porque delegamos en el GPS.
Era fácil orientarse en las ciudades del Imperio Romano: dos vías
principales formaban una cruz y estructuraban el espacio urbano, que
también era el espacio de las leyes y de la ética. Esas vías eran el
decumano (que iba de este a oeste) y el cardo (que discurría de norte a
sur). El centro de la ciudad era el punto donde se cruzaban esas vías,
ésa era ‘la plaza pública’ y así se configuraron miles de ciudades en
Europa durante siglos. De hecho esa estructura se recogió en las
ordenanzas de Felipe II en el siglo XVI y sirvió para diseñar el plano
urbano de otras tantas miles de ciudades de América Latina. Flipante, lo
sé.
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