7.5.14
Los cuatro pecados de la Fórmula 1
La Fórmula 1 es un deporte. Los pilotos deben estar en una excelente forma para resistir la enorme tensión física y mental que impone la velocidad.
Las fuerzas que provocan las constantes aceleraciones y deceleraciones
del monoplaza en la estructura ósea de los pilotos les obliga a que
tengan una masa muscular bien trabajada. La frecuencia cardiaca puede
superar las 150 pulsaciones por minuto durante toda una carrera. Las
temperaturas en el habitáculo del coche se disparan y la pérdida de
hidratación alcanza entre los cuatro y cinco litros por carrera. Es
además inexcusable la fortaleza mental que exige no cometer errores
conduciendo a una media de más de 200 kilómetros por hora. Además está
la estrategia, los condicionantes mecánicos, la gasolina, la intuición
para leer la carrera… Hasta ahí el mérito de los pilotos, ingenieros y
mecánicos. El resto de la Fórmula 1, y de las competiciones de motor en
general, vomitivo.
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