Quien pisa un chicle no camina cómodo. A cada paso la goma de mascar se
va pegando por los adoquines, ralentiza la marcha e incluso obliga al
caminante a intentar despegarla con un palo, o con lo que haya a mano.
Si en España a día de hoy sigue gobernando Rajoy, y si tiene más
posibilidades de repetir como presidente del Gobierno hay que agradecérselo
en buena medida al pegajoso chicle del nacionalismo catalán y a la
ineptitud de los grandes partidos alternativos al PP, especialmente de
Podemos. ¿Podían haber hecho algo más para evitar un nuevo Gobierno del PP?
La respuesta es fácil: sí. Podían haber borrado la línea roja del
debate territorial y volverla a pintar dentro de dos años. Y, en ese
plazo, dar prioridad a los parados, los jubilados, los dependientes, los
precarios, etcétera.
En España hay tantas izquierdas como personas que se dicen de izquierdas. Quizá de ahí provenga la ya crónica dificultad de los partidos políticos progresistas para ponerse de acuerdo y formar Gobierno. Incluso la palabra progresista, que acabo de emplear, es para mucha gente un calificativo de derechas. Un progre, para ciertos izquierdistas, es alguien burgués,
porque abrazando la idea de progreso o de reforma, se rechaza la de
revolución. Es muy difícil llegar a un consenso sobre qué es ser de
izquierdas y, a menudo, esa dificultad tiene como resultado que gobierne
(o siga gobernando, como es el caso) la que, sin lugar a dudas, es la
derecha.
La semana pasada, en un discurso que más parecía un elogio fúnebre, Cospedal afirmó que Rajoy nos ha sacado de la crisis;
que, gracias a él, España es el país que más empleo crea y que más
crece. Da igual que seamos el segundo país de la Unión Europea en el que
más se ha incrementado la población en riesgo de pobreza extrema. Sólo
nos supera Grecia, según datos de Eurostat. 13,4 millones de personas están al borde de la pobreza. Entre 2008 y 2014, 2,3 millones de españoles han entrado en riesgo de exclusión. En 2014, 800.000 personas cayeron en esta categoría. Pero según el PP, hemos salido de la crisis.
El líder al que la mayor parte de la prensa no dudaría en tachar de “radical” y “de la extrema izquierda”
enarbola el megáfono ante la masa. Se hace el silencio… ¡Compañeros!
“¡El capitalismo salvaje ha enseñado la lógica de las ganancias a
cualquier coste!”. El rugido de la muchedumbre enfebrecida interrumpe al
orador, que intenta continuar. Entre el auditorio, pancartas contra la
precariedad laboral. ¡Compañeros!, prosigue el líder con el rostro
iluminado, “¡el dinero debe servir y no gobernar!”. Los aplausos se
redoblan.
Qué frecuente es encontrar andaluces, murcianos o extremeños que dicen que en Madrid se habla fino, como si sus diferentes acentos no fueran finos.
Y qué habitual es escuchar a castellanos (madrileños, vallisoletanos,
toledanos…) decir que ellos hablan ‘sin acento’, como si el acento
castellano no existiera. También es habitual que locutores y presentadores con acento extremeño, andaluz o murciano, traten de ocultarlo y convertirlo en un acento neutro. Craso error, porque ningún acento es neutro. No existe la ausencia de acento. El hecho de haber nacido en Castilla no lo convierte a uno en un mejor hablante de castellano. De hecho los castellanos violan la norma de su lengua tanto como cualquier otro hispanohablante, como veremos más adelante.
Transcripción del discurso de Pablo Iglesias en la Puerta del Sol #MarchaDelCambio
Llevo unos días buscando la transcripción del discurso de Pablo Iglesias el 31 de enero de 2015 en la Puerta del Sol de Madrid, con el que culminó la llamada 'Marcha del cambio' organizada por Podemos. Como no he logrado encontrar ninguna transcripción completa, he dedicado un par de horas a hacerla yo, a partir de esta grabación en vídeo, para que quien quiera disfrute, se escandalice, se ilusione, discrepe, se aterre o permanezca indiferente ante sus palabras. O simplemente decida no leerlas. Personalmente me parece un discurso desafortunado en las formas y en algunas ideas de fondo, pero eso lo explico en otro lugar.
Antes, pego aquí la nube de los conceptos más empleados en el discurso. La he elaborado con Wordle:
Discurso de Pablo Iglesias Turrión, Secretario General de Podemos (pronunciado en la Puerta del Sol de Madrid el 31 de enero de 2015)
“Qué bonito es ver a la gente haciendo historia. Es emocionante ver a un pueblo sonreír en la puerta del Sol. Un pueblo con voz de gigante que pide cambio, justicia social y democracia. Veo aquí gente digna. Veo aquí la esperanza de construir entre todos un futuro mejor. Veo aquí soñadores. Bona tarda. Arratsaldeon. Boas tardes. Bienvenidos a Madrid.
Hay que soñar, pero soñamos tomándonos muy en serio nuestros sueños. La Puerta del Sol, otra vez símbolo de futuro, de cambio, de dignidad y de valor. 2 de mayo de 1808, no fueron los reyes ni los generales ni los brillantes regimientos del Palacio Real los que se opusieron a la invasión. Fue el pueblo de Madrid, ese que hoy está en la calle con nosotros, el que compró con sacrificio la dignidad frente a una invasión intolerable. Fueron los de siempre, los de abajo, los humildes, los que se enfrentaron a la vergüenza y la cobardía de unos gobernantes que sólo defendían sus privilegios sin importarles nada más. Esa gente valiente y humilde está en nuestro ADN y estamos orgullosos.
Más de 100 años después, mirando al balcón que está debajo de ese reloj, hubo gentes que soñaron una España moderna y democrática en la que no hubiera diferencias entre hombres y mujeres. En la que todos los niños tuvieran una escuela pública a la que ir. En la que la oscuridad y la ignorancia fueran sustituidas para siempre por la justicia social y el progreso. Esa gente valiente está en nuestro ADN y estamos orgullosos.
Esta Puerta del Sol vio a esas gentes valientes, humildes. Los de abajo. Los que siempre salieron a defender la democracia y la justicia cuando el totalitarismo y el terror se cernieron sobre nuestro país. Esa gente valiente está en nuestro ADN y estamos orgullosos.
Cuando no había libertades, esta Puerta del Sol vio a jóvenes estudiantes y trabajadores jugárselo todo por la dignidad de nuestro país. Estamos orgullosos de esa gente. Esta Puerta del Sol vio la recuperación de las libertades y aquel 15 de mayo vio a millares de jóvenes gritar ‘no nos representan’, ‘queremos democracia’. Esa gente valiente está aquí ahora. Vosotros sois la fuerza del cambio. Gracias por estar aquí.
Hoy en esta Puerta del Sol soñamos. Pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Hoy soñamos un país mejor. Pero no hemos llenado la Puerta del Sol para soñar, sino para hacer nuestros sueños realidad en 2015. Los sueños hay que empujarlos. Y este año vamos a trabajar para que el cambio político llegue. Este año comenzamos algo nuevo. Este año es el año del cambio y vamos a ganar las elecciones al Partido Popular.
Hay que soñar y nosotros soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Atenas, Europa, enero de 2015, año del cambio. ‘Fisái i ánemos dimokratikís alayís stin Evropi’ [En Griego] (el viento del cambio empieza a soplar en Europa). Menos de una semana de nuevo Gobierno en Grecia: electricidad gratuita para 300.000 familias que no la podían pagar; suspensión de los procesos de privatización en puertos, de la compañía de electricidad y de 14 aeropuertos. Recuperación de la cobertura sanitaria para todos os ciudadanos. Reconocimiento de la nacionalidad griega todos los niños independientemente del color de su piel, readmisión de maestros despedidos, retirada inmediata de las alambradas que separaban al Parlamento de la gente. Y además, un primer ministro que no necesita jurar con corbata y cuyo primer acto simbólico es homenajear a los héroes de la Resistencia frente a la ocupación alemana. ¿Quién decía que no se puede? ¿Quién decía que un Gobierno no puede cambiar cosas? Hoy Grecia tiene un Gobierno del cambio. Hoy los Gobiernos italiano y francés reconocen que hay que poner límites a Merkel. A lo mejor es ella la que se queda aislada en Europa. En Grecia han perdido sus delegados. Ha perdido el delegado Samarás y ha perdido el delegado Rajoy que fue a Atenas a apoyar al Gobierno del fracaso. En Grecia, por fin, ha ganado el pueblo griego.
Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. En Grecia se ha hecho más en seis días que lo que hicieron muchos Gobiernos en años. Yo sé que tendrán que afrontar dificultades. Yo sé que gobernar es difícil. Pero los que sueñan seriamente pueden cambiar cosas y hoy en Grecia hay un Gobierno serio, un Gobierno responsable, un Gobierno que trabaja para su pueblo. Muchos quieren vincular el destino de Podemos al destino del Gobierno griego. Apoyamos a nuestros hermanos, pero nadie hizo sus deberes por ellos y nadie hará los deberes de los españoles. A los ciudadanos españoles nos toca ahora ser protagonistas de nuestra historia y vamos a soñar, pero creyendo seriamente en nuestros sueños.
¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado en este país? Esta situación de humillación y empobrecimiento no se explica sólo porque haya gobernado mala gente, no se explica porque sean negligentes, el problema es un modelo de país que ha puesto a trabajar al Estado contra la sociedad, una minoría que engordaba sus cuentas mientras que la minoría veía cómo las suyas adelgazaban, eso es la corrupción; robar las instituciones a la gente. La corrupción no son sólo sinvergüenzas que meten la mano en la caja, corrupción es que un 1% de ricos posea lo mismo que el 70% de la población, desde que empezó la crisis hay un 27% más de ricos exactamente el mismo porcentaje que españoles en riesgo de pobreza. Las personas atendidas por Cáritas han aumentado un 30% desde el inicio de la crisis. El mismo porcentaje que ha aumentado la venta de coches de lujo. ¡Eso es corrupción!
Las políticas del señor Rajoy no crean empleo, reparten miseria, empleos temporales y precarios por sueldos indignos, ¿esa es su recuperación?, ¿esa es su recuperación? El Comité Europeo de Derechos Sociales acaba de denunciar que el salario mínimo español no garantiza la vida digna. Casi ocho millones de trabajadores ganan por debajo de los mil euros o mucho menos ¿ésa es su recuperación? A ellos les tenemos que sumar cientos de miles de autónomos y de falsos autónomos, de pequeños comerciantes y de empresarios que hacen malabares para llegar a fin de mes. Son los defensores del totalitarismo de los recortes y la austeridad los que están rompiendo España. Ellos son los que rompen el consenso. Ellos son los antisistema. Los recortes y política de austeridad están dividiendo a nuestro país en dos: los que se han beneficiado y los que están peor que antes, los de arriba y los de abajo.
Durante mucho tiempo nos hicieron creer en mentiras, nos hicieron creer esa mentira según la cual las cosas funcionan si a los más ricos les va muy bien. Si a los ricos les va bien, a todos nos irá bien. Si los ricos están contentos y se les deja corretear a su aire la sociedad avanza y todos nos beneficiamos, ¡es mentira!, es un cuento que se ha transformado en pesadilla, pero ahora vamos a recuperar nuestro derecho a soñar a construir juntos un país mejor, un país para la gente. Sólo cuando los de abajo quieren y los de arriba no pueden se abre la posibilidad del cambio. Al cambio los de arriba lo llaman experimento y caos. Los de abajo lo llamamos democracia. ¿Qué es la democracia? La democracia es la posibilidad de cambiar lo que no funciona y lo que han hecho los gobiernos de este país no ha funcionado. Hoy no estamos aquí para protestar, estamos aquí porque sabemos que el momento es ahora. De que seamos capaces de aprovechar este momento depende lo que le va a ocurrir a una generación entera, a nuestros hijos e hijas, a nuestros mayores, a nuestros hermanos y hermanas, a nuestros jóvenes, a nuestro país. A todos ellos les debemos un país y un futuro mejor. Y por eso estamos aquí: no para protestar.
Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. La tarea que tenemos delante la van a llevar a cabo los españoles que quieren cambio. Los españoles que quieren un país mejor, y soñamos sí, pero soñamos seriamente con un país donde los que se han visto obligados a irse puedan sacar un billete de vuelta, un país donde los que quieren sacar proyectos adelante puedan hacerlo sin tener que depender de los bancos. Un país donde acceder a una vivienda no se convierta en un calvario de por vida. Un país donde no se cobren sueldos de miseria, un país donde existan políticas que vacunen contra la exclusión y la pobreza. Hoy decimos a esos aristócratas arrogantes, a esa casta que insulta y miente: la libertad y la igualdad triunfarán.
Soñamos; pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. ¿De qué hablamos cuando soñamos con un cambio? Queremos un cambio que garantice las pensiones de los mayores, que se partieron la espalda trabajando. Queremos un cambio que potencie nuestras pymes y sirva para engrasar nuestro tejido empresarial, queremos que nuestra inversión en I+D+I se equipare a la media europea, queremos apostar por la industria innovadora, por la soberanía tecnológica, por la soberanía alimentaria y energética, queremos un cambio que abra la puerta a la economía verde para salir de un modelo del ladrillo improductivo, inestable y precario, que sólo produce precarios y autónomos asfixiados. Queremos un cambio en el modelo energético que no despilfarre, que apueste por las renovables y acabe con los monopolios.
Queremos un cambio en el mercado laboral para producir y competir mejor, en lugar de abaratar el despido y bajar los salarios. Queremos un cambio que ponga en orden las cuentas, saber en qué y cómo gastamos, hay que afrontar una batalla sin cuartel contra el fraude fiscal. Hacerlo es garantizar los derechos para todas las personas.
Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y soñamos con un país donde nadie se quede fuera. Donde cualquiera pueda calentarse en invierno. Donde no haya una sola familia sin techo donde pasar la noche. Nunca más un país sin su gente. Por eso es necesario desplegar un plan de rescate ciudadano que ponga todo su empeño en parar la sangría y la asfixia que impide la recuperación. Hay que destinar recursos de urgencia nacional a aquellos sectores más vulnerables y excluidos. Hay que hacer caso a los premios Nobel y reestructurar la deuda. Esta reestructuración tiene que rigurosa, solvente y honesta. Tiene que ser acorde con la cuarta economía del euro como es España. Lo que está en juego hoy en Europa y en España es la propia democracia. Y frente al totalitarismo financiero nosotros estamos con la democracia.
Hace unos días se reunían en el Foro de Davos los grandes inversores mundiales. 1.700 jets privados llegaron para discutir del cambio climático. Hay que recordarles que la soberanía europea no está en Davos, no está en el Bundesbank, no está en la Troika, no es de Merkel. La soberanía europea es de los ciudadanos. Basta ya de secuestra la soberanía, basta ya de Gobiernos cobardes que no defienden a sus pueblos.
Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y hoy soñamos con una Europa de los ciudadanos. No de los mercaderes y los bancos. Una Europa de la gente y de los pueblos. Permitidme que salude a unos cuantos soñadores. Esos jóvenes que llenaron las plazas de mayo, esos ciudadanos ejemplares que pararon desahucios con sus cuerpos jugándose la libertad. Esos héroes y heroínas de las batas blancas que defendieron el derecho a la salud y el trabajo digno para los profesionales sanitarios. Esos enfermos de hepatitis que tuvieron que ocupar hospitales para reivindicar su derecho a vivir. Esa marea verde que nos recordó que no hay democracia sin una educación pública de calidad. Esa clase obrera valiente, trabajadores de AENA, trabajadores de Coca-Cola: sois un ejemplo. Esos abuelos y abuelas incansables a los que llaman ‘yayoflautas’, que defendiendo su dignidad defienden la de sus hijos y la de sus nietos. Esos millares de jóvenes exiliados que nos están viendo por ‘streaming’: os prometo que construiremos un país para que podáis volver. Esas mujeres que tuvieron que recordar que nadie tiene el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Esos estafados por las preferentes que señalaron cómo los ladrones más peligrosos usan gomina y corbata. Esos estudiantes que fueron la vanguardia de la comunidad universitaria. Esos trabajadores migrantes, nadie tiene derecho a llamaros extranjeros en España. Gracias. Gracias a todos por ser ese movimiento popular sin el cual el cambio no será posible en nuestro país.
Soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Algunos dicen que España es una marca. Creen que todo se puede comprar y vender. Nosotros amamos a nuestro país, que hunde sus raíces en una historia de lucha por la dignidad. Los que creen que todo se puede comprar y vender querían convertir a aquel caballero de triste figura en una marca. En márketing. Malditos sean aquellos que quieren convertir nuestra cultura en mercancías.
Decía Antonio Machado, a través de su Juan de Mairena, que aquel hidalgo loco era un ejemplo; un ejemplo de nobleza y valor frente a la injusticia, decía que a veces hacen falta locos dignos que se enfrenten a los poderosos, hacen falta soñadores valientes que sepan soñar un mundo mejor y que se atrevan a llamar a las cosas por su nombre. Hacen falta soñadores que se atrevan a defender a los de abajo, que se atrevan a enfrentarse a los de arriba. Hacen falta Quijotes. Estamos orgullosos de ese soñador a caballo, de ese español universal. No permitamos que los traidores conviertan al Quijote en una marca, no permitamos que compren y vendan la dignidad y la belleza, no permitamos que compren y vendan las sonrisas, el derecho de nuestra gente a sonreír no se vende, el derecho a tener escuelas y hospitales no se vende, la soberanía no se vende.
Nuestra patria no es una marca, nuestra patria es la gente. Han querido humillar a nuestro país con esa estafa que llaman austeridad. Nunca más España sin sus gentes, nunca más España como marca para que hagan negocios los ricos. No somos una marca, somos un país de ciudadanos, soñamos como don Quijote, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y hoy decimos patria con orgullo y decimos que la patria no es un pin en la solapa, no es una pulsera. La patria es esa comunidad que asegura que se protege a todos los ciudadanos, que respeta la diversidad nacionalidad, que asegura que todos los niños, sea cual sea el color de su piel, van limpios y calzados a una escuela pública, la patria es esa comunidad que asegura que a los enfermos se les atiende en los mejores hospitales con los mejores medicamentos. La patria es esa comunidad que nos permite soñar un país mejor, pero creyendo seriamente en nuestros sueños. Madrid, Europa, 31 de enero de 2015, año del cambio. Podemos soñar, podemos vencer”.
Quizá sea una maniobra de distracción magistralmente trazada, o quizá simplemente la inmensa mayoría somos tontos, pero el hecho es que seguimos mirando al dedo que señala a la Luna, en vez de mirar a la Luna. O sea, nos quedamos en la forma y no en el fondo. Da igual el problema que uno escoja.
Cuando los emperadores y generales romanos aparecían ante su pueblo enfebrecido y eran aclamados triunfalmente, un esclavo que sostenía sobre sus cabezas una corona de laurel les susurraba al oído “recuerda que eres mortal”: “memento mori”. La costumbre servía para que los líderes no se creyeran dioses. En demasiadas ocasiones nos olvidamos de ese recordatorio: somos mortales. No es que nos creamos dioses, pero la mayoría de nosotros posterga decisiones importantes, aplaza placeres o soporta situaciones insostenibles como si fuéramos a tener tiempo de que cambien las cosas. Como si hubiera segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades.
En el PP está de moda acusar a Podemos de ‘populista’. Es curioso que el diccionario de la RAE se limita a definir esta palabra como ‘perteneciente o relativo al pueblo’. En el uso frecuente, sin embargo, ‘populistas’ son aquellas medidas o declaraciones políticas que buscan ganar la simpatía del ‘pueblo’. Cuando en España se emplea esta palabra se suele connotar negativamente y, por parte de la derecha, se pone como ejemplo de políticos populistas a los líderes de la izquierda en Latinoamérica. La acusación de ‘populismo’ suele ir acompañada de la de ‘demagogia’ que, según la RAE, es la “práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular”. Pero ¿acaso no quieren todos los políticos ganarse el favor popular?
La identidad PSOE-PP y la traición socialdemócrata
La única diferencia que, en lo económico, aprecia el elector entre populares y socialistas
es una diferencia de grado. Ambos han apostado por recortar
presupuestos destinados a derechos sociales y por precarizar el mercado
de trabajo. Unos más, otros menos, pero la receta es la misma. Si
volvemos a la manida metáfora del enfermo, tanto PP como PSOE
están de acuerdo en cuál es la enfermedad que padecemos y en cuál es el
fármaco principal: recortes y precarización laboral. Solo
discrepan en la dosis y en la necesidad, o no, de suministrar al enfermo
otros fármacos complementarios (alguna medida de estímulo, inversión en
I+D…). Hace unos días un dirigente de Izquierda Unida decía en la radio
que el PSOE y el PP “no son lo mismo, pero hacen lo mismo”.
“Debemos entrar en Europa para que nunca llegue a funcionar”. Esta frase aparece en una soberbia serie de televisión, Sí, ministro, y es dicha por un miembro del Gobierno británico en los años setenta. El término euroescéptico durante décadas estuvo casi exclusivamente reservado a los conservadores británicos, a los llamados tories.
Luego se extendió a las diversas fuerzas nacionalistas, populistas y de
extrema derecha en diferentes países de Europa. Hasta hace poco, esos
eran oficialmente los euroescépticos pero, cada vez más, esa palabra se
usa para calificar a una buena cantidad de ciudadanos que nada tienen
que ver con posturas conservadoras, ultras o populistas. La alarma cunde
entre los principales partidos porque la única opción política mayoritaria que no pierde fuerza en Europa es la de la abstención.
10 claves secretas sobre cómo piensa Esperanza Aguirre
El pasado 20 de abril, la presidenta del Partido Popular de Madrid, Esperanza Aguirre, dio un pregón taurino en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Para desentrañar el pensamiento subyacente a cierta derecha española, supuestamente liberal y moderada,
analizamos las connotaciones filosóficas, antropológicas e ideológicas
de algunos fragmentos de su discurso. Veremos cómo el bastidor moral y
de preconcepciones sobre el que se mueve el pensamiento de Aguirre es
común a la tradición reaccionaria, nacionalista y dogmática. Lo más
grave es que esas connotaciones, rodeadas de gracejo, se inoculan como
un caballo de Troya en el oyente y acaban siendo percibidas como normales.
Quien dice de Cuenca dice de cualquier otro lado. El hecho es que han pasado 20 años del suicidio de Kurt Cobain y, entre el fárrago de la actualidad y los problemas gravísimos que nos vomitan a cada hora la radio y la tele, esa conmemoración -la de la muerte de un músico- se antoja una cuestión menor. Hace dos décadas un ama de casa de Cuenca que hoy tenga 45 años tenía 25. Lo mismo vale para un auxiliar administrativo de Logroño en paro. Quizá ambos fueron admiradores de Kurt Cobain y llevaban pantalones rotos y camisas de cuadros y ahorraron para unas botas imitación de Dr. Marteens e incluso hasta se decoloraron el pelo. Kurt Cobain era un tipo raro, de un país lejano. Ahora tendría cuarenta y muchos años. Es verdad que aquí, y en todas partes, recibió un seguimiento masivo, pero en seguida fue olvidado por las radiofórmulas y volvió a convertirse en lo que siempre fue: un personaje minoritario con una actitud subversiva al que la industria trató de asimilar, exprimir y neutralizar. Y lo consiguió. Hoy la cara de Kurt Cobain en una camiseta significa lo mismo que la del Che o la de Marilyn Monroe: nada.
La violencia de cierta ‘izquierda’, al servicio de la derecha
Cuando iba al colegio y dos niños se pegaban la maestra castigaba a los dos. Por su puesto ambos bramaban que había empezado el otro. Tras la manifestación de las Marchas de la Dignidad del 22 de marzo hubo actos violentos. Como los niños en el colegio, no tardaron las voces que sostenían que habían empezado los otros. Da igual: ambos estaban equivocados. Aun en el caso de que la Policía infiltre agentes que desencadenen los actos violentos, responder con violencia siempre es una equivocación. Además, si la Policía infiltra agentes para provocar, caer en la provocación será de estúpidos, ¿no? En cualquier caso, ¿qué favor han hecho a la lucha por los derechos sociales los violentos apedrean policías y rompen mobiliario urbano y escaparates tras cualquier manifestación pacífica? Ninguno.
Con la Transición de los años setenta, los ciudadanos españoles recuperaron parte del control sobre su futuro. Pero España ya no es la de entonces y en estos años hemos ido perdiendo ese control, un control que cada vez pasa
menos por los votos y los partidos políticos. La cesión de soberanía a la Unión Europea y la usurpación de parte de esa soberanía por instituciones no democráticas (FMI, OMC, grandes corporaciones y fortunas, ‘lobbies’, etcétera), en un contexto de globalización económica, hacen necesario que los ciudadanos, en España y en la Unión Europea, blinden democráticamente la toma de decisiones políticas y el control de la aplicación de las mismas. De ahí la necesidad perentoria de una nueva Transición que devuelva a los ciudadanos el control perdido. La alternativa a la toma de decisiones unilateral por parte esas instancias no democráticas (decisiones que nos afectan en el día a día y que hipotecan nuestro futuro), no puede ser un sistema de instituciones democráticas enfermas, que pierden legitimidad día tras día.
Ojalá nunca se cumpla lo que pidió el domingo Luciano Alonso, consejero andaluz de Cultura, con motivo del 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado: “Como andaluz y como consejero de Educación, Cultura y Deporte de Andalucía me gustaría que volvieran sus restos a Sevilla, a la ciudad que lo vio nacer en aquel patio del autorretrato, con el huerto claro y el limonero de la casa de Alba”. Seguro que estas palabras están cargadas de buena voluntad, pero es preferible que el poeta se quede en Colliure, enterrado en el exilio. ¿Para qué traerlo a España?
Parece que todo da igual: los escándalos de corrupción, los recortes, el paro rampante, las promesas rotas, el rodillo legislativo de ultraderecha, las declaraciones desafortunadas -cuando no agramaticales-, los modos prepotentes, los insultos a la inteligencia y a las personas, las contradicciones flagrantes entre miembros del Gobierno, los bandazos, los globos sonda, las tensiones internas en el partido… Da la sensación de que no importa lo que haga el Gobierno del PP: sigue encabezando las encuestas de intención de voto. ¿Cómo es posible? ¿Qué tendría que pasar para que el PP se diera un batacazo electoral?
Querido amante de los recortes y de la llamada “austeridad”, querido neoliberal, querido votante acérrimo del PP, siéntese, póngase cómodo. Vamos a realizar un sencillo experimento mental con usted. Será algo rápido e indoloro. Usted reniega de “papá Estado”, sufre sarpullidos al oír la palabra “igualdad” y defiende a capa y espada el concepto de propiedad privada.
Bien. Cierre los ojos, o no los cierre si no quiere. No es imprescindible, sólo queremos que haga un esfuerzo de imaginación. Para nuestro experimento no necesita nada, ni siquiera papel y lápiz. Sólo imagine que usted, querido neoliberal, aún no ha nacido. Imagine que va a nacer en breve; pero ignora absolutamente todo sobre cómo va a ser el mundo al que llega.
Usted va a nacer, pero...
“Cualquier fórmula es mejor que estar en el paro”, dijo en agosto pasado Arturo Fernández, vicepresidente de la patronal española, CEOE. Gracias a las sucesivas reformas laborales está surgiendo un nuevo tipo de trabajadores. Son los trabajadores pobres. Personas que venden su fuerza de trabajo a cambio de una cantidad de dinero insuficiente para vivir con dignidad, personas que firman contratos de media jornada y trabajan más de ocho horas al día por menos del salario mínimo. Personas que trabajan gratis a cambio de una falsa promesa de permanencia. Personas, incluso, que pagan por trabajar a cambio de experiencia.
“Los verdaderos liberales nunca excluimos la posibilidad de admitir que nos equivocamos si se nos demuestra con hechos y con argumentos”, dijo la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, en abril de 2013. Ella, como tantos otros conservadores españoles, se define como liberal. Buena parte la propia izquierda española también define así al PP. Pero la palabra liberal no significa necesariamente ni lo que predican los unos ni lo que critican los otros. Aquí se plantean dos preguntas: ¿Cuándo regaló la izquierda española a la derecha el monopolio del uso de un concepto político tan lleno de matices? ¿De verdad el PP es un partido liberal?