15.4.15
La segunda pérdida de Cuba
A los ciudadanos la política exterior española nos interesa lo justo
(siempre que los gobernantes no nos metan en una guerra, claro), por eso
está pasando relativamente desapercibida lo desastrosa que viene siendo la acción del Gobierno en el exterior.
Y es curioso, porque el ministro de Asuntos Exteriores y de
Cooperación, José Manuel García Margallo, es de los miembros del
Ejecutivo mejor valorados, según el CIS (eso sí, en un Ejecutivo en el
que nadie aprueba). Hay varios casos que demuestran lo absolutamente
fallida y errática que está siendo la política exterior española llevada
a cabo por el Gobierno de Mariano Rajoy.
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23.9.14
Cinco clichés del nacionalismo español sobre ‘Cataluña’ y ‘los catalanes’
Si la semana pasada escribíamos acerca de los cinco clichés del nacionalismo catalán sobre su idea de ‘España’ y de ‘los españoles’
hoy toca hacer lo propio pero a la inversa. Son más conocidos estos
clichés ‘españolistas’ (y por lo tanto es más fácil desenmascararlos),
pero no son menos graves. Su principal peligro es que esos clichés
operan en personas que ni siquiera son conscientes de su nacionalismo,
que dan por sentado que las cosas son de una manera…
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17.9.14
Cinco clichés del nacionalismo catalán sobre “España” y “los españoles”
Además de la ya acostumbrada generalización sobre “los catalanes”, últimamente se escucha mucho la generalización sobre “los españoles”. Nadie se priva de hablar sobre unos y otros: “Los catalanes quieren decidir”, “los españoles no nos quieren”. Ojo, no hay lugar para los matices: que si todos los catalanes tal, que si todos los españoles cual. Ya hemos dicho alguna vez que la única generalización que no es falsa es que todas las generalizaciones son falsas. Es fundamental para mantener el nivel rastrero del debate (y circunscribirlo así a las emociones más que a las razones), el evitar matizaciones, zonas de grises, reservas, puntualizaciones. Es fundamental, en fin, que haya un “ellos” y un “nosotros”.
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26.9.12
Churrilandia, Cataluña y España en 10 puntos
Existen problemas mucho más
acuciantes y graves que los de la independencia de Cataluña, la identidad de
España y las esencias nacionales. De hecho esas cuestiones citadas no son más
que pseudoproblemas: debates que sirven para hurtar otros debates realmente
importantes (quién manda de verdad, por qué los pobres cada vez son más pobres y los
ricos más ricos, etcétera).
Dicho esto, vamos a intentar dejar diez cosas claras sobre España y sobre Cataluña. Y sobre Churrilandia.
Dicho esto, vamos a intentar dejar diez cosas claras sobre España y sobre Cataluña. Y sobre Churrilandia.
1. Las naciones y los pueblos son
invenciones y convenciones artificiales. Son creaciones humanas (exactamente
igual que la religión, las ideologías, una escoba o una bicicleta). Lo
importante son las personas y las relaciones entre las personas. Los sujetos
colectivos tampoco existen (son creaciones jurídicas). En nombre de todas esas
invenciones se puede llegar a matar y a morir. Sí, también por una bicicleta.
2. Existen dos conceptos de
‘nación’. Por un lado, el concepto francés/estadounidense, basado en el
‘derecho de suelo’ (la nación está formada por ciudadanos de cualquier origen
que viven en un determinado territorio y acatan y disfrutan las leyes del mismo);
Por otro lado está el concepto alemán de ‘nación’, basado en el ‘derecho de
sangre’ (la nación está formada por personas que comparten una etnia, vivan
donde vivan). El concepto francés se basa en la noción de ‘civilización’; el
alemán, en la de ‘cultura’. Para cada concepto de nación existe un concepto de
nacionalismo. En el caso de Cataluña, coexisten los dos tipos. En las últimas décadas se ha registrado un fuerte incremento del nacionalismo de raíz alemana, aunque todavía este último sea minoritario. Es un tipo de nacionalismo, por cierto, muy similar al mayoritario en el
País Vasco y entre los españolistas. Está basado en el clan, en la sangre y, en el límite, en la
raza. Los nacionalismos vasco, catalán y español de raíz francesa (es decir,
incluyentes y, en su día, con una connotación progresista) están en franco
retroceso.
3. El Estado también es una
invención, un constructo artificial jurídico creado para organizar la vida de
los seres humanos. Lo que hoy llamamos España no es más que un conjunto de
leyes que rigen en un territorio. La principal de esas leyes es la Constitución
de 1978. Cualquier otra consideración sobre la ‘esencia’ o ‘preexistencia’ de
España o de Cataluña cae dentro de la investigación histórica y sociológica,
pero a efectos prácticos y cotidianos, esta España (en tanto que Estado
español) solo existe desde 1978 y esta Cataluña (en tanto que Comunidad
Autónoma de Cataluña) solo existe desde 1979, cuando se aprobó su Estatut
(renovado en 2006). Un ‘español’ no es más que un ‘ciudadano del Estado
español’, da igual que haya nacido en Toledo, en Hospitalet o en El Cairo. Basta
con que haya arraigado en el territorio del Estado.
4. ‘Lo español’ no es igual a ‘lo
castellano’. Nacionalistas de uno y otro signo (españolistas, catalanistas,
etcétera) confunden interesadamente ‘lo español’ con ‘lo castellano’. España,
en tanto que Estado, no solo es Castilla. ‘Lo castellano’ es solo un
ingrediente de ‘lo español’. ‘Lo catalán’ es otro ingrediente del Estado
español, y esto pese al desprecio hacia lo catalán de muchos ‘españolistas’ y
el desprecio hacia lo ‘español’ (reducido esto a lo castellano) de muchos
nacionalistas catalanes. Confundir España con Castilla es como confundir la
Unión Europea con Alemania. Desde 1978 los diferentes Gobiernos de España han
fallado consciente o inconscientemente a la hora de hacer entender a los
ciudadanos del Estado español que les es tan propio lo catalán como lo
castellano, lo vasco o lo gallego. Medidas obvias, como que las televisiones
autonómicas pudieran verse en abierto en todo el territorio del Estado, o la
promoción de la enseñanza de todas las lenguas del Estado en todo el territorio
del mismo (o sea, poder optar por el estudio del catalán en una escuela pública
de Madrid, por ejemplo) habrían contribuido a que los ciudadanos tomasen
conciencia de la enorme riqueza cultural y lingüística que encierra el concepto
de ‘lo español’ acuñado en 1978.
5. Siempre que un individuo
disfrute de un Estado de derecho y pueda ejercer como ciudadano, en realidad da
igual cómo se llame el Estado en la que viva. Mientras las libertades y
derechos individuales estén garantizados, debería dar igual el nombre del país
que figure en el DNI: ‘Churrilandia’, Europa, ‘Catalaña’, ‘Espalunya’,
‘Iberia’. También deberían dar igual los símbolos nacionales, las banderas y
los himnos. Lo importante es gozar de libertad de expresión, reunión, credo,
asociación… etcétera.
6. Los derechos y atributos
colectivos no existen, solo los sujetos individuales tienen derechos y
atributos. La única generalización que no es falsa es la de que toda
generalización es falsa. ‘Los catalanes’, ‘los españoles’, son entidades
heterogéneas. Cuando un político dice “se está faltando el respeto a los
españoles” está usurpando la voluntad y la personalidad de cada uno de los
españoles. Lo mismo vale cuando un político se refiere a “los catalanes”. No
existe pues “la dignidad” de Cataluña, ni de España… Ni ‘Cataluña decide’, ni
‘España se opone’. Solo las personas deciden o se oponen. Solo las personas
tienen identidad. La identidad individual es un proceso, no es algo estático.
Está formada por ingredientes cambiantes. Tan arbitrario es imponer una
identidad castellana a alguien que solo se considera catalán como hurtarle la
identidad catalana a alguien que considera que lo catalán es un ingrediente constitutivo
de lo español. Por ejemplo, si Cataluña se independizara, mi abuela se
convertiría en extranjera con efecto retroactivo. Mi identidad individual sería
alterada por una decisión que yo no habría tomado. La tentación victimista está
pues al alcance de todos.
7. Por eso los procesos de
decisión no pueden ser unilaterales. Igual derecho debería tener un
independentista catalán a votar si quiere sacudirse de encima la impuesta
identidad española (reducida esta a ‘lo castellano’) como un ciudadano español tiene
derecho a decidir si prescinde del componente catalán de su identidad. El
proceso de consulta democrática no podría, pues, restringirse al territorio de
la actual Comunidad Autónoma de Cataluña.
8. Más allá del actual autogobierno, que la Constitución (y no otra cosa) garantiza y hace posible, las aspiraciones
independentistas de los nacionalistas catalanes quedan reducidas pues a contar
con: A) un Ejército catalán, si no se opta por la fórmula suiza B) Un documento
nacional de identidad catalana C) Fronteras propias y D) Administración
tributaria propia. Persiste la duda de dónde empieza y dónde termina el territorio
de Cataluña: si es el de la comunidad autónoma o si es el de los llamados
países catalanes.
9. Si el Estado español limitase
o violentara de alguna manera las libertades individuales de un ciudadano que
solo se considere catalán, entonces ese Estado español estaría violando su
propia legalidad. Pero no son libertades individuales ni poseer un Ejército, ni
fronteras propias, ni una administración tributaria, ni un DNI de uno u otro
Estado. Cuantas más identidades individuales respete un Estado de derecho más
democrático es. La Constitución española dice: “La riqueza de las distintas
modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de
especial respeto y protección”. También dice que las Comunidades Autónomas
podrán asumir competencias en “el fomento de la cultura, de la investigación y,
en su caso, de la enseñanza de la lengua de la Comunidad Autónoma”.
10. La estructuras jurídicas y
los símbolos que integran y suman son un síntoma de progreso (lo es la idea de Iberia respecto a España y Portugal y lo es la Unión
Europea respecto a los Estados-nación, por ejemplo). El concepto de ‘soberanía
nacional’ es discutible (como lo son los conceptos mismos de ‘nación’ y ‘pueblo’).
Pero no solo son conceptos discutibles, también son peligrosos. Afortunadamente
entre los pensadores esas nociones llevan décadas en entredicho.
Es obvio que el Estado español sin Cataluña se empobrecería cultural y
económicamente, igual que se empobrecería una Cataluña fuera del Estado
español. Dicho esto, habría que acatar y respetar una consulta democrática en
todo el Estado español que arroje como resultado la independencia de Cataluña
y, por tanto la creación de otro Estado. De momento la única consulta
democrática en este sentido (el referéndum de la Constitución de 1978) decidió
que ‘lo catalán’ siguiera siendo un ingrediente constitutivo de ‘lo español’. En cualquier caso, en un Estado catalán (también en uno que formase parte de una Federación española) los problemas realmente importantes seguirían siendo los mismos que en cualquier otro lado. A saber: quién manda de verdad, por qué los pobres cada vez son más pobres y los ricos más ricos, etcétera.
Etiquetas: cataluña, españa, español, nacionalismo, opinión, política
6.12.09
Vedlo en pantalla grande...
Una representación gráfica de cómo se desmoronaron algunos imperios más o menos recientes...
El autor es Pedro Miguel Cruz
(Vía Laughing Squid)
Visualizing empires decline from Pedro M Cruz on Vimeo.
El autor es Pedro Miguel Cruz
(Vía Laughing Squid)
5.12.09
Si tenéis un rato…
Hace falta tiempo para hablar de ciertas cosas y a veces tiempo es lo único que nos falta. Ayer murió Jordi Solé Tura. En las últimas horas he comprobado que mucha gente no sabe quién era. Baste decir que Solé Tura era uno de los padres de la España que debe ser. Y era catalán. Muy catalán. En estas fechas de pasiones nacionalistas desatadas -y cuando se acerca el Día de la Constitución (una norma que debe a Solé Tura su sesgo evidentemente progresista)- me acuerdo de lo que ocurría cuando yo era pequeño cada 6 de Diciembre.
En esa fecha, donde yo vivía, las familias sacaban a los balcones la bandera de España. Os hablo de cientos de balcones, os hablo de la bandera bicolor y de familias de izquierdas. En esa época a la Constitución la llamábamos ‘la Consti’.
En el año 1981, 82 y siguientes, la Constitución no estaba consolidada y, para la pujante extrema derecha, era una amenaza absoluta. El Estado de las Autonomías y el régimen de libertades no había sido asumido por la extrema derecha que todavía conservaba influyentes resortes en las estructuras del poder.
Esa extrema derecha consideraba suyas la bandera bicolor y la idea de España. Los progresistas, al colgar de los balcones en esa fecha la citada enseña, enviaban un doble mensaje. “Nosotros también somos España, la España de la Constitución. Esta es nuestra bandera, no la vuestra”.
Después de 30 años este gesto sería hoy, paradójicamente, imposible y seguramente muy criticado. Amplios sectores de la izquierda identifican puerilmente la bicolor, la Constitución y España con la derecha. Por desgracia las personas que son el ejemplo de que eso no es así se nos están muriendo. Se nos están yendo quienes podrían explicar a los españoles, de hoy y del futuro, de dónde viene su país y con qué esfuerzo, amplitud de miras y sacrificio se ha logrado lo que se ha logrado.
Jordi Solé Tura era uno de ellos. Quizá el más querido por mí. Su muerte y su inmerecido olvido es una victoria para los que simplifican, para los demagogos, victimistas y nacionalistas.
Solé Tura ha fallecido por el mal de Alzheimer, algo que, irónicamente, parece que -en sentido figurado- también afecta a la sociedad española. En fin.
Un fuerte abrazo para Albert Solé y el resto de familiares de Solé Tura.
Y viva la 'Consti'
Etiquetas: derecha, españa, ideología, izquierda, obituarios
24.9.09
Las dos Españas, en venta
Ahí están, en un escaparate del Madrid de los Austrias. Tenía que haber preguntado al dependiente de qué bandera vende más metros al día...
Después de tanta sangre derramada por estos dos trapos, supongo que el irónico final de la Guerra Civil es éste: vence el mercado.

Después de tanta sangre derramada por estos dos trapos, supongo que el irónico final de la Guerra Civil es éste: vence el mercado.
Etiquetas: callejeando, derecha, españa, guerra, izquierda, política
2.2.05
Un poco de pedagogía
Voy a hilar aquí una serie de perogrulladas que, sorprendentemente, hay que seguir recordando cada día:
1. España no es Castilla. Los nacionalistas vascos y catalanes comparten con los nacionalistas españoles una forma de pensar: España es Castilla. Por eso hablan del contencioso “Entre España y Euskadi”, por ejemplo. Ese tipo de frases es tan absurda como decir que hay un contencioso entre este pez del dibujo y una de sus aletas. Lo español no es lo castellano. No solamente.
2.También es español lo vasco: el euskera, la ikurriña; y lo catalán, y lo gallego... Un facha, como por ejemplo Acebes, o Zaplana, o Aznar (elijan ustedes), dirá que lo auténticamente español es lo castellano. Lo mismo piensan Ibarretxe y compañía.
3. Cuando el Barça juega en Madrid ¿qué se oye en las gradas?. ¡España, España, ra, ra , ra! Eso les encanta a los nacionalistas catalanes. Ellos piensan lo mismo: se enfrentan equipos de dos países distintos.
4. Todos los españoles tenemos derecho a sentir como propia la lengua vasca, o la catalana, aunque no todos las hablemos. Yo no pienso renunciar a la riqueza de este país y quedarme sólo en lo castellano. De eso nada.
5. Otra cosa que se suele oír por parte de los nacionalistas es la de: “sigamos el ejemplo de Irlanda del Norte...”. No sé si refieren a cometer el imperdonable error de los ingleses al militarizar el conflicto, o a otorgarle a Euskadi una autonomía tan limitada como la que actualmente tiene Irlanda del Norte (y que ha bastado para que el IRA deje las armas).
6. También se oye ¿Por qué Escocia tiene selección de fútbol y nosotros no?. Porque Escocia no se enfrenta con el Reino Unido, sino contra Inglaterra. Siempre podemos hacer 19 selecciones autonómicas (contando con Ceuta y Melilla), y jugar así el mundial. A ver cuántas pasan a la fase final. Pero lo que no va a pasar, como no pasa con Escocia, es que España juegue contra Cataluña. Sería como un hombre echándole un pulso a uno de sus propios dedos.
7. Es habitual oír de boca de algún nacionalista catalán: “La Guerra Civil fue un capítulo más de la guerra de España contra Catalunya...”. Aparte del hecho de que en las trincheras de los franquistas, los requetés catalanes se encomendaban a Dios en su lengua materna antes de salir a matar a los soldados del Gobierno republicano; a parte de este hecho, digo, hay que recordar que la aviación de Franco también bombardeó Madrid... y mucho.
8. Ah! Y por último: el PNV no es Euskadi. Los nacionalistas vascos no son “los vascos”.
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